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Crear tu propia empresa en seis pasos


(versión adecuada por nuestra redacción a emprendedores de diversos países)
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¿Sabe coser bien? ¿Tiene buena mano en la cocina? ¿Entiende de motores, de bricolaje, de fontanería o de electrónica y, sin embargo, está sin trabajo? ¿Tiene una gran idea para un negocio y no sabe cómo ponerla en marcha? 
Cuando se desea poner en marcha un negocio, hay que elaborar antes un plan de viabilidad. Con él, se podrán concretar los aspectos económicos de la nueva empresa.

Tomado de una versión original de ANA PALOMO
del 12 de agosto de 2011
en Eroski Consumer
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Paso 1: la idea

Antes de invertir dinero o dedicar tiempo y esfuerzos a una empresa, hay que considerar si el proyecto que se pretende poner en funcionamiento tiene posibilidades en el mercado y si se adapta a los conocimientos y habilidades del emprendedor.

Hay que tener las cosas muy claras desde el principio y reflexionar sobre la viabilidad de la iniciativa. Para ello, es imprescindible elaborar un plan de empresa.
Paso 2: el plan de empresa

Es el documento en el que se hace una descripción del proyecto y sus características. Abarca desde la definición de la idea que se va a desarrollar, hasta la forma concreta de llevarla a cabo. Además de ayudar al emprendedor a aclarar sus ideas, resulta de gran utilidad para presentar el proyecto a los posibles socios o a una entidad bancaria. 

Estos son los aspectos principales que debe incluir el plan de empresa:
Se deben especificar las características del producto o servicio que va a ofrecer la empresa y estudiar la marca o la patente, en caso de que haya algún elemento novedoso. 

Hay que indicar los datos personales del emprendedor (su currículum) y qué personas van a componer el equipo humano, su formación, la experiencia que tienen y sus funciones en la futura empresa.
Se tienen que incluir las principales novedades o diferencias de este proyecto con respecto a la oferta actual disponible en el mercado.
En lo relativo a los proveedores, es necesario identificarlos, conocer sus ofertas, así como saber de cuántos va a depender la actividad de la empresa.
Hay que concretar la localización del negocio, su ubicación y el alquiler o compra de un local, en su caso. Es importante conseguir la localización idónea para cada tipo de negocio y conocer los hábitos de compra de los clientes.
Paso 3: el plan de viabilidad

Es un estudio que acompaña al plan de empresa y que se centra en analizar el aspecto económico del proyecto empresarial. En él se incluyen las previsiones de gastos o inversiones al iniciarse la actividad, los recursos económicos de que se dispone para hacer frente a estas inversiones, las fuentes de financiación disponibles y una estimación de pérdidas y ganancias de los tres primeros años, para analizar si el negocio resulta rentable.

Hay que indicar las políticas de marketing y distribución del producto o servicio, su precio y establecer las previsiones de ventas:
Se deben concretar los aspectos financieros más importantes del proyecto: inversión inicial, fuentes de financiación disponibles, previsión de resultados a tres años vista, etc.
Conviene estudiar el mercado al que va dirigido el producto o servicio, quiénes serán los posibles clientes, analizar a la competencia (dónde está y qué ofrece) y estudiar la situación del sector.
Se deben contabilizar las inversiones iniciales que hay que acometer, como obras en el local, compra o alquiler de mobiliario, maquinaria, equipos informáticos, existencias...
Hay que analizar quién puede financiar estas inversiones: financiación bancaria, subvenciones o recursos propios.
Se debe especificar el personal que se va a emplear en la empresa.
Se tienen que incluir los gastos mensuales del proyecto empresarial: luz, agua, gas, teléfono, Internet, publicidad, tasas, etc.

Paso 4: elección de la forma jurídica de la empresa

Es aconsejable plantearse qué responsabilidad se desea asumir en la nueva empresa. Según la forma jurídica que se elija, la responsabilidad será ilimitada o se puede responder solo por el capital aportado. Además, se debe conocer cuál es la tributación de cada forma jurídica.

La forma jurídica más sencilla es hacerse empresario individual. Si la empresa, en principio, va a ser pequeña, el emprendedor se puede ahorrar muchos trámites y gestiones al inicio de la actividad, puesto que no tiene que adquirir una personalidad jurídica. Su constitución es más rápida que la de una sociedad mercantil. Sin embargo, uno de sus principales inconvenientes es que, en caso de que el negocio no vaya bien, es el empresario quien debe responder con su patrimonio personal presente y futuro a las deudas que tenga la empresa, e incluso, con el patrimonio de su cónyuge, si no tiene régimen de separación de bienes.

Paso 5: la financiación del proyecto

Para garantizar la viabilidad económica de la empresa, es recomendable que el emprendedor financie con aportaciones o fondos propios alrededor del 30% de la inversión. El 70% restante se puede conseguir a través de varias vías:
El coste de la financiación bancaria supone un gasto para la empresa, que se refleja de manera directa en su cuenta de resultados. Por ello, se debe determinar qué instrumento financiero se va a escoger para financiar el negocio, de manera que sea el producto más conveniente para cada proyecto. La financiación bancaria supone la obtención de avales sobre el préstamo que se solicita.

Las ayudas y subvenciones dependen, en gran medida, de la forma jurídica que adopte la empresa, de la localidad concreta en la que se ubique, del sector de actividad, de si es un proyecto de autoempleo y de la situación laboral del emprendedor con anterioridad al inicio de la actividad (si se está o no desempleado e inscrito en la Oficina de Empleo como demandante de trabajo). 

Paso 6: creación y apertura del negocio

Debe informarse en su municipio o ayuntamiento acerca de la documentación y permisos necesarios.
Con las Cámaras de Comercio se puede obtener el asesoramiento gratuito sobre la forma jurídica de la empresa que más convenga, los trámites administrativos, las obligaciones frente a las administraciones e información sobre subvenciones y ayudas públicas.
Se puede redactar la escritura de constitución de la empresa e inscribirla donde corresponda.
No olvidar los seguros obligatorios. 


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