Tomado de una nota de
Bernardo Caamal Itza
en RazonEs de Ser
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Mérida, Yucatán, México
“Antes de dedicarse a la ganadería o cualquier actividad, primero hay que analizar su contexto y su nicho de mercado. En el caso nuestro, con la ovino cultura fue lo que hicimos hace 8 años”, señaló el Ing. Leopoldo Chel Ucán, productor y consultor del consultor en agro negocios del grupo XELA grupo XELA.
La historia de este proyecto tuvo sus inicios cuando Chel Ucán entró en la Escuela Nacional de Agricultura (ENA, actualmente Universidad Autónoma Chapingo). Egreso en el año de 1982 en la especialidad de ingeniería agroindustrial, y desde ese entonces, ha estado trabajando en la iniciativa privada para impulsar diversos proyectos relacionados al agro en Yucatán.
Su pasión por los trabajos relacionados a la tierra, seguramente se debió a su origen y a su familia – él es originario de Oxkutzcab, considerado hasta la fecha como la huerta del Estado-.
Los trabajos que realiza en el agro y su interés por involucrar a su familia prácticamente se concretó en la navidad de los primeros años del 2000, y eso sucedió porque analizar la situación de su familia, vio que sus hijas al estar en sus escuelas en aquellos años y él en el trabajo, su esposa se quedaba sola en la casa. Fue cuando empezó a buscar la forma de involucrarlas en un proyecto en donde no sólo se fomente los lazos familiares, sino que sea el principio para iniciarse en un negocio.
Como buen agrónomo analizó las particularidades de cada una de las ideas a emprender; el único requisito es, que este acorde a su situación familiar; con los ahorros que tenía en ese tiempo necesitaban adquirir algunos vehículos, mejor optaron por invertirlo en el negocio de los borregos.
“Realmente es un proyecto que me cautivó, porque cuando veo el mercado nacional del ovino, no está cubierto, y luego vivimos en lugares en donde es posible emprenderlo –sostiene Chel Ucán-, es cierto que hay aprendizajes detrás de cada actividad, los hay. Pero lo interesante es porque ahora cuando evaluó los resultados, uno se da cuenta que hemos evolucionado como familia y como proyecto”.
El profesional aclaró “Sabemos que proyectos de este tipo en cuanto al tema de la alimentación, mientras menos dependas de lo externo, te vuelves más exitoso. Eso significa que hay que cultivar forrajes, conocer sus ventajas y desventajas para aprovechar sus potencialidades y su adaptación al clima. El chiste es darle de comer bien a nuestros animales”.
En el 2005 vivió en carne propia, cuando la sequía afecto sus potreros, tuvo que estar en el pueblo de Timucuy, comprando hojas de ramón, y le salió muy caro en darle de comer a los animales. A partir de esta experiencia, su aprendizaje fue “el que desea ser exitoso en este tipo de trabajos, hay que cultivar nuestros propios forrajes, por eso tengo el pasto estrella y los otros de corte que es el CT 115, OM 22, y a últimas fechas, estoy cultivando el pasto morado en la alimentación de nuestros animales”, dijo Chel Ucán.
“Esto se ha traducido en ventajas para nuestro negocio. Sabemos cómo alimentar y disminuir los costos en producir nuestros animales para ser competitivos en el mercado. En nuestras praderas está el alimento que necesitan los animales, basta con saber, en cómo darles el manejo adecuado bajo un sistema de pastoreo intensivo; vacunarlos, y el seguimiento de cada uno de ellos, para mantener la calidad de acuerdo a los requerimientos del mercado, que nos señalan nuestros compradores”.
De acuerdo a su experiencia que tienen con respecto a su proyecto, han buscado el apoyo gubernamental y han visto lo difícil que es sincronizarlos con las necesidades puntuales que tienen durante la ejecución del proyecto, por eso han recurrido al financiamiento privado, y de hecho el primer crédito otorgado por la banca comercial al sector ovino, fue lo solicitado por su esposa e indicó que estos recursos fue aplicado al rancho “La Libertad”.
“Banorte nos otorgó un crédito refaccionario por $ 900,000 a pagar en un plazo de 5 años. Este crédito ya fue liquidado. A los dos años del primer módulo decidimos ejecutar el segundo en el rancho Poloctaman que para culminar su ejecución. Banorte otorgó un nuevo crédito de $ 500,000 a pagar también en un plazo de 5 años”.
El ingeniero agrónomo, señaló que hay que estar a la vanguardia en el sector, y eso implica modernizar las instalaciones y pensar a futuro en donde está involucrado el mercado y el cambio climático, y para ello tuvo que buscar un crédito para realizar el proyecto de las jaulas elevadas para la engorda intensiva de corderos, y para complementar los recursos recurrimos nuevamente a Banorte y nos apoyó con una línea de crédito por $ 1’050,000 también a un plazo de 5 años.
Subrayó que cualquier productor que desee detonar en la actividad es importante que tenga en consideración que primero hay que garantizar la disponibilidad de forraje durante todo el año, es decir, que cuente con sistema de riego, abone sus praderas, maneje un sistema versátil contando con pradera de pastoreo y corte.
El hecho de cruzar las razas Dorppel y la Pelibuey, significa “Uno tiene que tener claro la meta, buscar que los hijos de nuestros animales estén más adaptados al clima local y al final, sus resultados se expresen en cuanto a la calidad de nuestro hato”, destacó el ovinocultor.
“Eso significa que hay que entender a la naturaleza. El tiempo cambio y nosotros debemos adaptarnos a ella, porque si no lo hacemos así seguro que nuestro negocio va al fracaso”.
El Ingeniero Chel Ucán, detalló sus experiencias en cuanto al manejo de los animales y el uso de los pastos resistentes a la sequía y el uso del pasto morado, y de igual forma con los avances que tiene con este proyecto familiar. Durante la plática que impartió en el recorrido de campo realizado recientemente en su rancho la Libertad y el Poloktaman, asistió Pedro Cabrera Quijano, presidente de la Fundación Produce Yucatán, y miembros de la Asociación Ganadera Local Especializada de Criadores de Ovinos de Umán, Yucatán (AGLECO) y la Asociación Ganadera Local Especializada de Ovinocultores de Mérida.
En su charla confió “Este proyecto va viento en popa. Ahora cuento con 400 vientres en cada rancho; en si tenemos 800, pero esperamos que en futuro próximo incrementar la base productiva a 1200 vientres en tres unidades con 10 hectáreas cada una”.
El también asesor del grupo Xela, tiene claro que para ser exitoso, es importante compartir este tipo de experiencias con quienes están interesados en fomentar este tipo de proyectos, y aprovecho la ocasión para invitar a los productores de ovinos para que conozcan esta iniciativa y para que desarrollen adecuadamente sus proyectos en este ramo, para cualquier información al respecto, podrán contactar al Ing. Leopoldo Chel Ucán en los teléfonos de la oficina del grupo XELA, es 019999 (273914).
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