Desde mediados de esta década se vio gradualmente un aflujo de capital financiero en Norteamérica y en Europa, a lo que Islandia no estaba exenta. Los islandeses incrementaron su desarrollo y para el 2008 contaban con la mejor calidad de vida en el mundo. Muchos argumentan que esta infusión de capital (dinero electrónico y en calidad de préstamo) era parte de un plan económico ideado para endeudar países (a sus ciudadanos), lo que más tarde se llamaría la burbuja financiera.
De hecho, en octubre 2009 los tres bancos principales de Islandia se declararon en bancarrota; la Bolsa suspendió su actividad cuando sus valores se hundieron más de un 70% y la corona islandesa (su moneda) perdió más de la mitad de su valor.
Cabe notar que no hubo una protesta pública inmediata por parte de la gente. Los islandeses no sabían protestar; la última manifestación que hubo en Islandia fue en 1949 contra la OTAN. Hörður Torfasson, artista, escritor y cabecilla de un movimiento ciudadano, comentó al diario "Tiempo" que a las primeras protestas apenas acudían 15 personas. En aquellos días, la gente que pasaba les preguntaban qué estaban haciendo.
Pero ya para el 22 de enero, más de 2.000 personas encararon a la policía frente al Parlamento y les lanzaron pintura, huevos, zapatos. La imagen fue insólita: la policía, nerviosa, no supo cómo gestionar la situación; en sesenta años no habían realizado ninguna carga policial.
(Enviado por Julio Victorio Puzzillo)
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