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Consejos para el ciclo que comienza (II)



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En la primera nota, reflexionamos juntos acerca de cómo comenzar a introducir cambios positivos en tu vida. Porque eres importante para mí como yo lo soy para ti aunque no lo hayas notado antes.

Cada ser humano es, y perdóname la simpleza de la comparación, como un fideo más dentro de un caldo que nos contiene a todos. Si tu temperatura aumenta, se incrementa la de los que te rodean. Si disminuye, baja consecuentemente.

Si te va bien y eres feliz, tu estado de prosperidad y felicidad se derrama y, con mayor o menor influencia, afecta positivamente al resto. Si te va mal y te sientes desgraciado, haces que todos recibamos de alguna forma esas "malas ondas" y no nos deja sentirnos tan bien como cuando tú estás feliz.

Es por eso que quise poner a tu alcance las cosas que recibí y que me ayudaron a desarrollar una personalidad exitosa, entendiendo como éxito un resultado feliz para mi vida. Y, si gustas, compartiremos hoy un segundo paso en ese camino.

Cuando estás en la senda correcta, lo notas. Sientes una alegría que proviene de estar realizando la actividad elegida, y eso te genera un estado incomparable que te permite disfrutar de lo bueno y de lo malo que la vida pone a tu paso.

¿Por qué también de lo malo? Para llegar a ser algo importante ante tus propios ojos tienes que superar escollos. Nadie se recibe de nada si no rinde alguna forma de exámenes. Esas pruebas pueden parecer desagradables pero son inevitables y, como los dolores del parto, quedan en el pasado y se olvidan cuando llegas a la próxima meta buscada. Las malas experiencias le dan valor a las buenas. Estudiar es el precio inevitable de la circunstancia de aprender y, luego, de la felicidad de saber.

Sembrar adecuadamente, cuidar lo sembrado y finalmente disfrutar de la cosecha. Algo absolutamente natural que está siempre a tu alcance. Quizá ya has experimentado ese proceso o tal vez pocas veces o nunca has logrado lo que pretendías. Sin embargo, es infalible cuando sigues los pasos correctos en la secuencia correcta y dentro del tiempo correcto.

Todo depende, según los expertos en el tema, en mantener el mayor control posible sobre tus circunstancias y emociones.

Una amiga me relató una vez que, de niña, había sembrado unas plantitas en el jardín de su casa. Lo hizo con todo su cuidado y amor. Pero un día después comenzó a descender la temperatura y ella pensó que eso haría sufrir a las pequeñas plantas. Fue entonces que calentó hasta la ebullición un recipiente con agua y luego salió al parque y derramó el agua hirviendo sobre ellas, "para que no tuvieran frío". Por supuesto, los brotes murieron y ella se sintió luego como una verdadera asesina, lo que la hizo llorar mucho.

Algo así ocurre cuando inicias un proyecto y no le das ni el tiempo ni las condiciones necesarias para que pueda prosperar.

Y entre esas condiciones está tu estado espiritual. Hay gente a la que parece que todo le sale bien y hay gente a la que parece que nada le sale bien. ¿Por qué crees que ocurre ésto? Volvamos a los ejemplos vegetales.

Alguien tiene una planta maravillosa en su jardín y obsequia un brote a un amigo que desea disfrutarla en el suyo. Lo lleva y, poco tiempo después, nos cuenta con tristeza que se le ha secado. Y nos confiesa que siempre le pasa lo mismo con las plantas que intenta cultivar. Y no es porque no le dé, según él, las condiciones adecuadas para que prospere. El lugar es perfecto, la tierra está bien, los cuidados son los que requiere ese vegetal,... pero se seca. Es que no ha comprendido tu secreto para que en tu jardín todo luzca maravilloso: tu comunicación energética con la plantita. Cada vez que la riegas te aproximas con tu espíritu vibrando armoniosamente, le hablas, hasta quizá la acaricias. Y ese ser viviente que estás cultivando lo percibe y lo agradece desarrollándose en plenitud.

Lo mismo ocurre con un proyecto que inicias. Si piensas que será exitoso, lo será. Si piensas que será un fracaso más en tu vida, lo será.

La felicidad que te provoca el comienzo de una experiencia se vuelca en tus pensamientos, en tus sentimientos, en tu forma de hacer cada cosa que sea necesaria para alcanzar el logro buscado. Y si no sientes esa felicidad inicial, no comiences con el proyecto porque será un inevitable fracaso.

Aún puede fallar si lo haces como te recomiendo, pero harás los ajustes necesarios y lo intentarás una y otra vez hasta llegar a la meta. Y no será un sufrimiento, porque como sabes que nada es tan sencillo, no perderás esa sensación de felicidad que el estar en acción, intentando un objetivo que tú mismo te has fijado te provoca.

La felicidad, según me dijeron una vez, es una actividad con un propósito. No es una cima a lograr sino un camino a transitar cada día.

El segundo paso de tu cambio buscado, luego de haber dado el primero que fue proponértelo, es entonces armonizar tu espíritu con el emprendimiento que acabas de iniciar. Estás vivo, sientes deseos, has comenzado el camino para convertirlos en realidad.

¿No son éstas suficientes razones para sentirte feliz?

Hasta el próximo paso.

Daniel Aníbal Galatro
danielgalatro@gmail.com
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**Visita: http://bohemiaylibre.blogspot.com

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