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CÓMO GANAR TUS PRIMEROS 100.000 DÓLARES



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Éste es un documento hasta hoy secreto que decidí poner por escrito hace ya más de un año aunque todos me decían que estaba loco. Pero, ¿y si te funciona? ¿Si hubiera hecho caso a todos los humanos negativos, la mayoría, que creen que la riqueza y el éxito no están a su alcance? Entonces no estarías conociendo este pequeño manual que en pocos pasos puede cambiar tu vida.

No te va a ser gratuito. Te va a costar el 10% de lo que obtengas por seguir sus consejos. Pacto de honor, que se convertirá en un compromiso si continúas leyendo. Si no vas a aceptarlo, deja ya mismo de ver este documento y olvídalo.

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¿Sigues aquí?

Hoy es 3 de Diciembre de 2011. Y aquí estoy revisando todo el material acumulado en mi mente y en mi biblioteca para que tú hagas lo necesario y suficiente para lograr un objetivo: ganar en el menor breve tiempo posible la mayor cantidad de dinero posible.

Y como ya te confirmaré más adelante, lo primero es fijar un monto definido y un plazo predeterminado.

Elegí como tales, para que podamos verificar que alcanzamos esa cima, u$s 100.000 como monto y 90 días como plazo. Pero seguramente podrás modificar cualquiera de esos valores porque el procedimiento lo permite.

¿Es sencillo alcanzar esa meta? Como verás en este pequeño manual, requiere solamente definir ciertos principios básicos y seguir ciertos caminos adecuados.

Ya has dado el primer paso: aceptar el Pacto de honor en el que yo aporto este librito que expresa algo parecido a lo que te propones. Has apostado tu honor, recuérdalo, y será un primer escalón para un progreso mucho mayor, algo así como adquirir semillas de las que más tarde brotarán plantas con sus flores y sus frutos para continuar un proceso de crecimiento permanente.

¿Alguien ha logrado un objetivo así? ¡Por supuesto! Millones de personas en todo el mundo han dado ese salto cualitativo y cuantitativo. Algunos por efectos del simple azar pero otros porque un día hicieron lo que realmente debían hacer para que ese cambio pudiera producirse.

Pero no perdamos tiempo. El tiempo es oro, dicen, aunque aquí, con solamente 90 días para cristalizar un sueño, el tiempo son dólares.

Busca un lugar cómodo y tranquilo, lejos del mundanal ruido, con un cuaderno y un lápiz cerca para tomar algunas notas, y decídete a dedicar los primeros 7 u 8 días a leer, analizar, subrayar, sintetizar, o lo que creas mejor hacer para asegurarte de que has comprendido lo que te iré diciendo. Porque no es un material “extenso” sino un material “intenso” que requiere tu máxima atención.

¿Comenzamos?

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DÍA UNO

¿Por qué llega esto a tus manos justamente hoy cuando lo necesitas? Nadie tiene respuestas para esta pregunta. Pero seguramente no es la primera vez que te ocurre.

Hay personas que lograron esta meta pero invirtiendo mucho más tiempo que el que te propones aquí. Alcanzaron el objetivo según la forma en que lo planificaron. Y tú lo podrás concretar en el tiempo en que aquí te lo vas a plantear.

Una primera pregunta que debes hacerte es "¿por qué deseo ganar 100.000 dólares en 90 días?".

Tú tienes tu propia respuesta a esa pregunta y es fundamental que sea una respuesta clara y definida. Toma tu cuaderno y escríbela allí. La palabra tiene poder y ese poder es el que debe trabajar para ti a partir de hoy mismo. Aunque es importante, en esta primera anotación tuya no debe figurar solamente el monto – los 100.000 dólares – y el plazo – los 90 días – sino también un objetivo preciso en el que aplicar eso que ganarás.

Así que escríbelo en forma destacada, breve pero completa, para leerlo todas las veces que sea necesario cada vez que avances en este proceso o cada vez que sientas alguna duda en tu posibilidad de alcanzar la meta.

Ganar 100.000 dólares no es convertirse en alguien rico, pero es un buen comienzo. Demuestra que valoras tu esfuerzo y tu espíritu emprendedor. Que crees en ti mismo tanto que desoyes las voces exteriores que te dicen que no podrás y escuchas solamente tu voz interior que te asegura que sí podrás. Perdona si reitero algo que muchos dicen pero que es una verdad básica: si piensas que podrás, podrás; si piensas que no podrás, no podrás. Así de simple.

En realidad, serán solamente 90.000 dólares pues el 10% deberás hacérmelo llegar como mi parte en el Pacto.

Ya has comenzado el camino: sabes dónde deseas ir y sabes para qué. Y lo has anotado en tu cuaderno. El dinero no es en sí una finalidad, pero el objetivo que te has propuesto requiere de él. La felicidad no estará en dinero sino en cumplir la finalidad propuesta. Porque la felicidad es el objetivo máximo de todo lo que hacemos en la vida y es también lo que nos nutre cada día. Un estado de ánimo que nos hace sentir satisfechos y que solamente valoramos adecuadamente cuando no la tenemos.

¿Por qué escribir en el cuaderno los elementos fundamentales de este plan que hemos comenzado a desarrollar? Simplemente porque es parte fundamental del método que estás aplicando. Es la forma de elaborar una idea, ponerla en práctica y alcanzar el resultado. Es el “cómo” del “qué”. Tus apuntes son aquí la partitura de la sinfonía que estás creando. Son una descripción precisa y detallada de lo que vas haciendo cada día, “hoy”, porque “hoy” es el día más importante en este proceso. Y habrá sucesivos “hoy” que comenzaron cuando escribiste el plan en el cuaderno y solamente finalizarán cuando el objetivo esté totalmente cumplido. Mide cuánto estás dispuesto a esforzarte y cuánto has hecho cada día convirtiendo ese esfuerzo en acciones concretas.

Mucha gente comienza una maratón pero poca la completa. Es que el propósito es necesario pero no es suficiente. Hay que estar preparado físicamente y, además, dar un paso tras otro hasta que sumen los 42 kilómetros que suele recorrer. Son miles y miles de pasos que no se dan todos juntos sino, como te dije, uno tras otro.

Esta maratón que acabas de iniciar ya tiene una meta física y una meta espiritual. Las has escrito al comienzo de tu cuaderno. Y ya has comenzado a dar tus primeros pasos. El punto de partida quedó atrás y el de llegada te está aguardando.

Este camino no es para cualquiera, pero tú no eres “cualquiera”. Eres único en la historia de la Humanidad, irrepetible y, entre nosotros, eres lo mejor que tienes y no puedes vivir sin ti. Piénsalo. Mereces ganar este juego que estás jugando. Y seguramente mereces mucho más que has logrado en la vida o que lograrás más adelante. Naciste para ser exitoso, como todos. Pero no todos logran ser exitosos. Porque algunos no se deciden a esforzarse hasta alcanzar la meta o, si la alcanzan, no saben cómo convertir esa meta en sabiduría.

Ahora relee este primer capítulo y lo que has anotado en el cuaderno. ¿Sientes que podrás lograrlo? ¿Lo estás leyendo con espíritu de ganador? ¿Te has puesto el número 1 en la espalda?

Si es así, mañana compartiremos el primer tramo importante de este proceso. El que te llevará lejos del punto de partida para volcar tu capacidad de acción en una tarea concreta. Pero eso será mañana. Hoy estás iniciando la metamorfosis que te convertirá en alguien diferente, alguien que ha comenzado a subir para volar, finalmente, tan alto como lo desee.

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DÍA DOS

¡Buen día!

Aquí estamos para emprender juntos una dura etapa rumbo al éxito que te has propuesto. Yo, a través de este texto. Tú, con tus ganas de triunfar, tu mente puesta en el logro a concretar, y tu cuaderno y tu lápiz junto a ti.

Hoy la cosa no será sencilla. Porque fíjate que en la primera página del cuaderno has anotado lo que quieres conseguir pero también el “para qué”. Y es probable que ese “para qué” lo hayas resumido en una o dos líneas. En el momento de escribirlo creíste que era suficiente con eso, pero en realidad requiere mayor especificidad, mayores detalles. No basta con tener una visión general de la meta, algo borrosa e indefinida. Es necesario imaginar el objetivo con la mayor precisión posible. Y para eso estará una nueva página del cuaderno.

En la vida puedes proponerte ir a algún lugar, pero no basta con que digas “deseo ir a la Polinesia”, por ejemplo. Porque “la Polinesia” es un conjunto de incontables islas, todas ellas maravillosas, pero que no puedes visitar una por una porque no te alcanzaría la vida. Entonces elegirás una, dos o tres de ellas, para averiguar cómo son, qué pueden brindarte, donde te alojarás, etc. En nuestro plan ocurre lo mismo. Pero ya vamos a solucionarlo.

Con los 100.000 dólares que voy a ganar en estos 90 días, deseo comprar una cabaña con un par de habitaciones, que tenga una estufa a leña, baño con bañera que me hidromasajee, un pequeño parque en el que cultivar algunas flores y que me permita plantar algunos pequeños árboles frutales, y con una cochera pues también deseo tener un automóvil que me permita pasear cuando me viene en gana.

¿Cuáles son tus objetivos precisos?

Comienza a volcarlos en tu cuaderno. Uno por uno. Con los mayores detalles posibles.

No deben ser ambiguos ni inalcanzables. Los objetivos que detallarás hoy en el cuaderno – que podrán mejorarse luego – serán concretos, puntuales, definidos, a veces acompañados hasta de su costo económico aproximado para que su suma se acerque a los 100.000 dólares que te has propuesto o al valor que hayas elegido.

Imagínate cada uno con formas, colores, situaciones, es decir, con todas las especificaciones que creas necesarias y que nunca serán suficientes. Cada objetivo se convertirá en un cable que te une a la meta y tirará de ti atrayéndote hacia ella con una fuerza que se sumará a la que tú mismo puedes realizar.

Cuando cumplas este paso de escribir el detalle de tus objetivos, pregúntale a tus familiares, vecinos, amigos, etc. cuáles son sus objetivos. Comprobarás que la mayoría de ellos no tienen ninguno claro realmente, y muy pocos podrán darte datos concretos sobre los suyos.

Nadie se esfuerza si no tiene un motivo para hacerlo. Y tú debes fijar tus propósitos con toda la claridad necesaria para que definan ellos mismos qué deberás hacer para lograrlos.

Tus motivaciones son, decía un amigo, “propiedad privada”. No tienen porqué ser las mismas que otros tienen y, muchas veces, ni siquiera serán parecidas. Hay cosas que a ti te interesan mucho pero que a otros ni les hacen cosquillas.

Porque tú no quieres dinero para solamente tener dinero. El dinero es un medio, no un fin en sí mismo. El bienestar económico permite hacer realidad los sueños pero no contando y recontando dinero sino adquiriendo bienes y servicios que resuelvan tus problemas, tanto los cotidianos como algunos otros “especiales”.

Pero también el tener dinero permitirá cambiar tu imagen personal, primero ante ti mismo y luego ante los que te rodean. Tiene cierta vigencia, a veces más de la deseada, la antigua expresión “tanto tienes, tanto vales”. O la más televisiva “como te ven te tratan”. Podría escribir otro libro sobre el tema hablándote de que es más importante lo que eres que lo que tienes, pero en este proyecto nuevo que estamos desarrollando prefiero recordar que “lágrimas con pan, son menos lágrimas”. O que muchas veces la vida nos hace llorar, pero que es mejor llorar dentro de un automóvil nuevo que sentado bajo la lluvia en un banco de una plaza pública.

Porque si bien lo importante es competir, uno se siente mejor cuando gana que cuando pierde. No es solamente por superar a los demás sino principalmente por superarse uno mismo. Hace que el ganador se sienta pleno, satisfecho, feliz. Y si has ganado alguna vez en algo, lo que no dudo, así te has sentido seguramente.

También es bueno tener dinero suficiente para que la familia no sufra privaciones. Que ellos también puedan tener una plataforma para su propio crecimiento y que eso lo logren con tu ayuda. Otra buena razón para alcanzar pronto esos 100.000 dólares, ya que la vida transcurre demasiado rápidamente y el primer paso no admite demoras innecesarias.

Y no solamente tu familia se verá beneficiada. Puedes ayudar a mucha gente que lo necesita, si tienes un alma sensible que se siente feliz al hacerlo.

Mi padre me decía: “Si hay manzanas de $10 y manzanas de $5, no compres las de $5. Trabaja para comprar las de $10.” Y él logró poco a poco convertir al niño lustrabotas que era en un próspero empresario de la construcción.

Verifica que has escrito tus objetivos detallados en la nueva página del cuaderno. Y que has agregado tus motivaciones. ¿Por qué quieres lograr lo que nos hemos propuesto? Todo tan detallado como lo creas necesario.

Ahora relee la primera página que escribiste en el DÍA UNO y la página de este DÍA DOS. ¿Notas cómo ha cambiado la cuestión?

Es que no eres el mismo, el que estaba en el punto de partida dudando sobre si podría lograr lo que en realidad quizá ni sabía por qué quería lograrlo. Ahora, luego de todos estos nuevos pasos dados, la meta se perfila con mayor claridad. Ya no parece inalcanzable aunque tú sabes que no será sencillo. Y por eso se hará más valioso llegar hasta ella.

Continuaremos trabajando por las manzanas de $10, o por el vino de $100, o por lo que hayas fijado como objetivo. Porque tú vas descubriendo que podrás lograrlo, como has podido llegar a completar este segundo día de labor.

Mírate al espejo. Es tiempo de comenzar a mejorar también tu apariencia personal. Porque ya te estás transformando en otro que tiene que tener el aspecto renovado, más “de ganador”.

Y observa el brillo de tus ojos. ¿Ya puede notarse una luz especial en ellos? Porque seguramente has comenzado a valorarte de otra forma. Estás en la carrera, el punto de partida se está perdiendo en la lejanía y el de llegada ha comenzado a definirse mejor.

Quererse uno mismo no es un acto egoísta. Porque quien no se quiere no puede querer a los demás. Y este proceso suma al crecimiento económico el crecimiento espiritual.

Desde la pobreza no puede distribuirse riqueza. Desde el desamor no puede distribuirse amor.

Anota finalmente en la página de hoy de tu cuaderno algunas frases que definan cómo te sientes. Luego léelas como si hubiesen sido escritas por otro y juzga si ése que escribió las frases puede ser considerado un potencial triunfador. Y saca tus conclusiones.

Nos reencontraremos el próximo día. Yo creo en ti. ¿Crees tú en ti mismo?

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DÍA TRES

¡Hola! Ya estamos en plena labor, ¿lo has notado?

Hoy será un día “para hacer sufrir al cuaderno”. No es realmente así, pero es que vas a utilizarlo activamente para que cumpla su labor de dejar escritos pensamientos que podrían ser borrados por los vientos negativos que a esta altura deben haber comenzado a soplar en tu camino.

Tienes ya escritos los propósitos que te impulsan a pretender alcanzar la meta. Los generales y los específicos, según los detallamos en los dos primeros días. Ya estás en carrera pero quizá sientas a veces que te flaquean las fuerzas. Sentimientos negativos te hacen dudar de que todo esto sirva para algo. En este punto abandonan los débiles. Y atribuyen su fracaso al método cuando en realidad son ellos los que han fallado. Pero no será éste tu caso, ¿verdad? Porque tú sabes que puedes atravesar los terrenos más arduos, cruzar los ríos más caudalosos, trepar las cumbres más altas, porque tienes claros tus objetivos. Por encima de toda dificultad está el premio que te espera en el punto de llegada. Y todo lo que con él viene agregado.

Deberás hoy hacer un “plan de acción” para los días que van desde hoy hasta el día número 90, el del cumplimiento del plazo prefijado. Porque si bien aún nos quedan los que transcurrirán hasta el DÍA SIETE en que finalizarás este conocimiento del método para lograrlo, sabes que hay cosas que debes iniciar hoy mismo. Cuando termines esta parte del proceso, quedarán 83 días más para la ejecución concreta del plan.

Observa la página en blanco del cuaderno. ¿Notas que está aguardando que escribas en ella lo que corresponde a este tercer día? Y no vas a decepcionarla.

En primer lugar, escribe un título que exprese algo así como “tercera etapa”. Y debajo una frase estimulante del tipo “en camino hacia el éxito”. Porque es verdadera, tanto como tú lo decidas en este momento que sea.

Luego coloca un subtítulo que diga “Hoy” y, a continuación, dos o tres cosas como mínimo que vas a poner en práctica hoy mismo como aporte al logro de los objetivos.

En mi caso, por ejemplo, puedo ir a quien talla madera para encargarle me haga el cartel que colocaré a la puerta de mi futura nueva casa. O averiguar precios de propiedades. O consultar a mi amigo que me ofreció venderme su automóvil – que es del modelo que me interesa – para saber en cuánto lo tiene valuado. Aunque falten casi 90 días para comprárselo, porque él ya sabe cuál es mi proyecto. ¿Qué vas a hacer hoy, entonces, para dirigir algunas pequeñas acciones en el mismo rumbo en que se encuentra la meta?

Luego pones el título “En los próximos siete días” y, debajo, una lista de pequeños o medianos objetivos a cumplir que estén directamente relacionados con el gran logro final. Es importante que dos o más de ellos estén asignados a cada uno de los días, porque existe el riesgo de que si escribes solamente uno para un día algún inconveniente te impida concretarlo. No es bueno tampoco obsesionarse con un objetivo por vez. Solamente escribe dos o tres para cada día, y que todos sean relativamente fáciles de alcanzar. Cada pequeño éxito te estimulará para continuar realizando el gran esfuerzo total, que no es más, como te dije al principio, que la suma de pequeños pasos sencillos pero continuados.

Y vendrá luego en tu cuaderno un último título para este día: “Otros objetivos aún sin plazo”, y la lista de todas las acciones que ya sabes que deberás ir realizando rumbo a la conquista final. Estos últimos no tienen fechas concretas de logro por ahora, pero luego los transcribirás a la página que corresponda cuando puedas asignarles una determinada.

Pequeñas metas cotidianas que estimulan para alcanzar las grandes metas. Intenta que cada meta esté escrita lo más detalladamente posible, con la mayor cantidad de datos que puedas incluirle, y con el motivo por el cual ese pequeño objetivo está incluido en la lista. Debes hacerlo, por supuesto, para los de largo plazo pero también para los de corto plazo.

Estas listas te van a permitir ver cuántos puntos vas cumpliendo y cuántos has debido postergar por algún motivo. Estás trabajando para ti pero debes hacerlo como si lo hicieras para otra persona que va a controlar y exigir tu cumplimiento. Y podrás festejar cada pequeño objetivo cumplido y lamentar cada falla que se produzca, por habrá victorias y derrotas en este camino. Pero perder una batalla es a veces parte de lograr ganar la guerra.

Quizá has escuchado hablar de “la zona de comodidad”. Ésa seguramente ha sido la que has usado antes (antes de iniciar este proceso, cuando no eras quien eres hoy sino el otro que fuiste en el pasado) para refugiarte y así justificar que no hacías algo “porque era difícil”. O cuando decías que no tenías suerte, que la vida no era justa contigo, que lo intentabas pero no lo lograbas porque no estabas hecho para eso.

Ahora eres diferente, y ya has comenzado a notarlo. Hasta tu aspecto exterior ha cambiado en algo o en mucho. Estás listo para dar un paso o más fuerza de “la zona de comodidad”. Ahora puedes emprender pequeños desafíos que te demostrarán que lo que antes veías como difícil no lo era tanto.

Ya te vas transformando en un ganador y los demás notan que algo es diferente en ti. Quizá te lo comenten, pero más probablemente lo traten entre ellos y solamente podrás apreciarlo por la forma en que te miran, o la forma en que se dirigen a ti. Es que ya no eres el inseguro de antes, el perdedor, el temeroso. Ahora estás cumpliendo una labor de superación, tanto en ti mismo como frente a los demás. Y recién estamos en el tercer día, ni siquiera con la mitad de la tarea cumplida.

Es que has cambiado esa esperanza tonta que tenías (“Ya se va a concretar… Es cuestión de tener paciencia… La suerte va a cambiar…) por una sucesión de acciones concretas que te hacen avanzar en el camino.

Ahora sabes lo que quieres mejor de lo que antes lo sabías. Y también estás proveyéndote de las herramientas que antes no tenías y que, en muchos casos, ni siquiera sabías que existían. Ésa es la finalidad de este pequeño manual. Mostrarte que las cosas no se logran por casualidad, que requieren un método, una inteligencia y un esfuerzo diferentes porque los objetivos son mayores pero alcanzables.

Cada vez que logras algo nuevo, pequeño o grande, dejas de ser el que eras para pasar a ser otro mejor. Trata de que ese crecimiento interior se manifieste exteriormente. En cómo vistes, en cómo hablas, en cómo caminas. La vista hacia el frente, la espalda recta, la sonrisa triunfadora en tu rostro.

Esa confianza que vas ganando en ti mismo debe ser inspirada en quienes te rodean. Que te vean como alguien que “vale la pena”. Sin pretender ser superior a nadie más que a ti mismo.

Notarás, además, que los pequeños objetivos cotidianos que a veces ni siquiera incluyes en las listas de tu cuaderno también puedes alcanzarlos sin esfuerzos ni dramas. Porque eres alguien que ha comenzado a librar muchas pequeñas batallas diarias y a obtener frecuentes pequeñas victorias que, sumadas, hacen logros significativos.

Eres ahora más valiente porque has comenzado a confiar en tus propias fuerzas. Sabes que aunque el camino se ponga más difícil tienes con qué superarlo. Dice un antiguo refrán: “cuando la marcha se pone dura, los duros se ponen en marcha”. Y te vas haciendo cada día un poco más duro para soportar la lucha cotidiana por la vida, pero al mismo tiempo más sensible para comprender lo profundo que las acompaña.

Si te has propuesto más objetivos pequeños que los que puedes realmente cumplir a esta altura de tu evolución personal, disminuye la cantidad hasta que no te resulte un esfuerzo desagradable lograrlos sino algo “natural”. Porque hace muy poco que has comenzado el proceso de cambio y debes ir acompañándolo con un desarrollo lógico.

Felicítate por cada objetivo cumplido, grande o pequeño, y reprograma los que no has alcanzado a lograr. Sin sentimientos de culpa, todo lo contrario. Son piedras que aparecen naturalmente en el camino y que no deben impedir tu permanente avance. Puedes dejarlas para mañana, siempre y cuando hayas superado otras hoy.

Es tiempo de relecturas. La guía que te he puesto para estos tres días ya cumplidos, las notas en el cuaderno. Y el momento de escribir para ti mismo un par de frases de aliento que incluyan tu propia evaluación acerca de cómo hemos llegado hasta aquí.

Mañana será otro día, suele decirse, y es verdad. Aunque no lo hayas notado, ya estamos acercándonos a la mitad de este camino inicial. Y quiero felicitarte por los éxitos que has ido logrando. El primero de ellos es haber finalizado el DÍA TRES, algo que muy pocos alcanzan. La mayoría no puede superar esas trabas que antes le impedían superarse y alcanzar objetivos, por lo que abandonan también este método y con ellos frustran los resultados que pretendían. Y así suman una nueva frustración.

Pero tú lo has logrado, y eso ya es mucho.

Hasta el próximo encuentro. Te prometo que será muy provechoso.

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DÍA CUATRO

¡Buen día! ¡Cuánto me alegra que hayas llegado hasta aquí! Aunque más debería alegrarte a ti pues ya estás atravesando la mitad del camino. Y serás tú quien luego prosiga el recorrido para alcanzar la meta de los 100.000 dólares en 90 días, o la que te hayas propuesto al principio. (Y no olvides que al concluir los 90 días - o los que te hayas puesto como plazo - el 10% de lo obtenido será mío).

¿Ves que ya va teniendo sentido lo que te decía al comienzo? Que no es inalcanzable, que es cuestión de dar los pasos necesarios en la dirección correcta. ¿Será cuestión de suerte? Ya verás que no, aunque la buena fortuna ayuda.

En las competencias automovilísticas, las vueltas más peligrosas no son las primeras ni las últimas. Son aquellas intermedias en las que se relaja la atención y los conductores están de alguna forma manteniendo sus posiciones hasta que se aproxime el final. En esos momentos se producen los accidentes importantes. Así que a poner toda la atención en este DÍA CUATRO que es tan fundamental para tu proceso evolutivo con lo fueron los anteriores y como lo serán los que restan.

Ya se estará disipando en ti la euforia de los primeros tres días de labor, cuando has producido cambios en tu personalidad que habrás notado tú y quizá también quienes te rodean. Ahora viene “más de lo mismo”, según tu equivocada percepción, y algo así como una “rutina” que deja de tener el saborcito del comienzo. Pero no será eso lo que ocurra, pues ahora es cuando ya deberás “quemar las naves” para hacer imposible el retorno a lo que no querías, a lo que no te servía, a lo que no te hacía feliz. Vas a perfeccionarte en esta nueva vida, alentado por los pequeños éxitos y estimulado por las pequeñas derrotas. Y cada vez serán más los primeros y menos las últimas.

Hasta aquí has llegado solamente con mi apoyo desde el texto. Pero ahora que comienza la etapa del ascenso fuerte no podrás hacerlo solo. El Universo está listo para ayudarte si se lo pides. ¿Y qué es ese Universo?

Todo lo que te rodea conforma el Universo que puede y desea ayudarte a conseguir tus objetivos. Solamente es cuestión de que pidas a quien creas que debes pedir y lo hagas confiando en que vas a recibir. Porque es probable que ese alguien (o ese Alguien) escuche tu pedido y facilite que lo logres.

Pero independientemente de planos metafísicos en los que se mueven elementos cuya verdadera naturaleza desconocemos adecuadamente, en los planos físicos existen amigos, familiares, vecinos, conocidos, etc. que también pueden colaborar contigo para que alcances tus objetivos grandes o pequeños. Y con seguridad antes no te atrevías a pedirles algo o no lo hacías bien.

Pedir no es algo deshonroso. Es probable que muchas veces te han pedido ayuda y la has brindado sin sentir que el otro se desmerecía por eso. Es tiempo ahora de que tú pidas lo que necesitas y estés dispuesto a recibir sin considerarte menos por eso. Dar y recibir es un intercambio valioso que nos extrae del individualismo y nos inserta en una comunidad humana que ha subsistido las más de las veces por ese “trueque” de afectos, bienes y servicios. Es el momento de que aprendas a utilizar este recurso y verás que los resultados son realmente significativos. Nadie logra nada solo, aunque a veces lo crea o lo aparente.

Otro tema para hoy es saber diferenciar lo principal de lo secundario en cuanto a los objetivos. Tu cuaderno ya tiene listas de elementos a lograr, tanto grandes como pequeños. Pero no todos esos elementos tienen igual importancia cuando los analizas dentro del plan general.

Ahora debes revisar lo que has escrito y seleccionar los 10 objetivos principales sin los cuales no puedes pretender alcanzar el gran objetivo final. Así que, ¡al cuaderno! Y, en la página del DIA CUATRO a escribir esos diez objetivos que elijas como fundamentales o básicos.

Quizá ya hayas logrado alguno o algunos de ellos. Escríbelos también y coloca junto a ellos la palabra CUMPLIDO. Y felicítate por eso.

Estamos exactamente en la mitad del camino que recorreremos juntos. Ya estás en marcha, lo que seguramente no te ha sido sencillo, y ahora iremos hacia el punto en el que dejaré de tomarte de la mano porque ya no será necesario. Podrás y sabrás caminar solo hacia el punto de llegada que nos fijamos cuando hablamos de 100.000 dólares y 90 días. Espero que tengas todo el éxito, que en el plazo previsto obtengas lo que fijaste como objetivo o mucho más que eso. Tú eres mi apuesta al destino y solamente te costará un 10% de lo que percibas. Pacto de honor, dije y aceptaste. No te conozco, o quizá sí. No iré a reclamarte mi parte. Pero tú sabrás que me la debes y disfrutarás más de un 90% obtenido con honor que de un 100% mal habido con deshonor.

Pero ya has notado que lo que buscas y alcanzarás va mucho más allá. Es un cambio profundo en tu vida que recibirá ese premio final o algo diferente y mucho mayor. Porque la vida no es solamente sumar dinero, aunque también lo es si eso ayuda a tu felicidad y a la de los que te rodean.

Este proceso de cambio en el que te has incluido por tu propia decisión debe hacerte crecer en todos los aspectos. Pero debemos, a mitad de nuestro andar juntos por este “Camino de Santiago” que inventamos, hacer un par de reflexiones, o quizá alguna más, para llenar tu mochila con la energía necesaria para ya nunca más retornar al pasado que te disgustaba.

¿Qué has logrado en estos tres días y poco más que anduvimos juntos? ¿Tienes ya en tu bolsillo algo de los 100.000 o todavía ni un dólar pudiste conseguir? ¿No crees que quizá el tiempo no ha sido suficiente para eso y que son otras cosas las que lograste en estas breves etapas?

Quizá sea esta la oportunidad de leer por allí cómo han construido su fortuna aquellos que hoy son admirados en todo el mundo por haberlas logrado. Hay mucho material en la Internet que puedes consultar y así verás que comenzaron casi todos ellos haciendo lo que estás haciendo. Y verás que sus consejos son los mismos que yo te he dado. Entonces verificarás que estamos en el camino correcto, que tú lo estás.

También podrás confirmar que quienes han fracasado es porque han abandonado su proyecto, o no tenían claros sus objetivos, o no confiaban en sus propias fuerzas.

Es tiempo también de escuchar a los demás, aunque eso te permita no solamente recibir aliento de los más sabios sino también estupideces de los más necios. Ya estás en condiciones de seleccionar en diferentes canastos esas opiniones: el canasto de los buenos consejos y el canasto de los malos.

Mucha gente ha logrado convertirse en rica y exitosa siguiendo los ejemplos de los triunfadores cuyas vidas lees y los consejos de los sabios que seguramente te rodean. ¿Por qué tú no?

Tu mayor capital, o quizá el único realmente valioso, es el tiempo. Dedícalo a lo que valga la pena, a lo que ayude a tus proyectos como éste. Y con el dinero debes hacer lo mismo. A partir de hoy no lo gastes, inviértelo en lo que tenga sentido: un libro, elementos para tus futuros negocios, paseos que te permitan conocer más, aprender más.

Administra tu esfuerzo, tu trabajo, pero también tu descanso. Estás iniciando un sendero que ahora se va haciendo más ancho y más hermoso, pero que elegirás recorrer el resto de tu vida.

Vuelve al cuaderno y agrega tus reflexiones acerca de cómo te encuentras al finalizar este DÍA CUATRO. Y te prometo que el próximo será tan útil como éste para alcanzar el objetivo propuesto y mucho más que eso.

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DÍA CINCO

¡Hola otra vez!

Me alegra como siempre verte. Que no es verte como siempre, pues estás cambiado seguramente y también debes notarlo. Si has llegado aquí es porque el proceso se está desarrollando en tu interior y, quizá, también tu exterior.

Y sobre eso te hablaré hoy a través de este manual.

Antes de entrar de lleno en la cuestión del desarrollo personal, ¿cómo te está yendo en el cumplimiento de los pequeños objetivos cotidianos?

Veamos ese cuaderno tuyo que poco a poco va recibiendo trozos de tu propio ser, de tu alma, de tus deseos, de tus frustraciones… Cuando te conviertas completamente en la nueva persona que estás procurando elaborar, buscarás ese cuaderno que registró como un libro de bitácora cada uno de tus cambios. Y será algo digno de valorar: el relato de cómo llegaste a ser lo que entonces serás.

Ya has visto que para crecer hay que hacer, pero también hay que aprender. Y digo aprender y no estudiar porque la tarea de es estudiar es absolutamente desagradable y laboriosa pero se justifica plenamente porque, por estos tiempos, es aún la única forma de aprender, y eso sí que es hermoso.

Has emprendido este camino de superación personal que llamó tu atención a través de una propuesta concreta: Cómo ganar 100.000 dólares en 90 días. Pero ya has descubierto a través de nuestras reflexiones conjuntas el por qué no los habías ganado antes. No estabas preparado, condición indispensable para lograrlo. En estos pocos días estás creciendo lo suficiente para que esa propuesta sea un objetivo alcanzable, pero también muchas otras mucho más ambiciosas y no necesariamente relacionadas con el dinero.

Mi hija mayor me transmitió un día una de esas ideas directrices que se pueden si aplicar en la vida: “Si sigues haciendo las mismas cosas, te ocurrirán las mismas cosas. Si quieres que tu vida cambie, cambia primero tú.”. Una verdad de las que se denominan “de a puño” y que muchos atribuyen a Einstein. Es por eso que te vengo impulsando a cambiar para que tu futuro cambie en la forma que tú mismo decidas.

Hagas lo que hagas en la vida, tus ingresos económicos devienen generalmente de tu propia cotización en el mercado. El dinero que recibes es una medida de la energía que puedes incorporar al medio y que el medio te retribuye porque le resulta valiosa en alguna medida. El mercado es habitualmente insensible a toda otra cosa que no sea la oferta, la demanda o la combinación de ambas. Y tú eres o deseas ser un productor de bienes o servicios que sean buscados por los consumidores, que pagarán lo que crean que vale lo que ofreces. Así de simple. Te llames McDonald’s, Benetton o Van Gogh.

Tu nueva forma de ser irá ayudando a mejorar tu cotización. Te estás valorizando y ahora comenzarás a valorizar lo que produzcas. Porque sabes más de lo que sabías, eres más de lo que eras, y ahora tu precio es otro, superior al anterior.

Has comenzado a utilizar recursos más modernos que la tecnología pone a tu alcance. Antes existían pero creías que eso no era para ti. Y no comprendías por qué pagaban más a otros que hacían lo mismo que tú. O te deslumbraban los sueldos de figuras destacadas del fútbol que variaban mucho entre ellos dependiendo de quién era el que lo recibía.

Es que no le pagan a un Messi tanto dinero porque juega bien al fútbol sino porque miles de personas acuden a verlo jugar o lo admiran a través de la televisión. Y si tú o yo jugáramos al fútbol convocaríamos quizá solamente a nuestros familiares que ni siquiera abonarían una entrada para vernos. Allí está la diferencia: en la oferta y la demanda, aunque no nos guste.

Entonces, ¿cómo puedes tú llegar a ser un Messi en la actividad que desarrolles? Ante todo, por supuesto, requiere algo que se trae del nacimiento, un don especial que viene con cada uno, que se puede y se debe desarrollar. A ello debes sumar esa pequeña dosis de suerte imprescindible para ser el número uno. Finalmente la aceptación mayoritaria redondeará el prodigio.

Pero tú no estás excluido de esa posibilidad. Es seguro que tienes algún “don” que ya conoces o que tal vez todavía no. Pide al Universo la necesaria suerte y luego haz que la gente conozca y aprecie tus virtudes o tus productos. No es imposible.

Busca el cuaderno, y en la página que dedicas al DÍA CINCO coloca una lista de las cosas que sabes hacer bien, de las que debes aprender algo más y de las que no están entre tus “habilidades”. Y de las dos primeras subraya las que realmente desearías hacer el resto de tu vida. Porque para tener éxito hay que hacer lo que se sabe pero que, además, se disfrute realizar. Y debes estar dispuesto a seguir aprendiendo cada día para entonces hacer mejor lo que hoy haces bien. ¿Hasta cuándo? Hasta siempre, pues el perfeccionamiento es algo que no tiene límites.

Alguien que puede calificarse de mediocre tendrá objetivos mediocres que alcanzará, en el mejor de los casos, mediocremente. Pero si tú quieres ser superior a la mayoría en lo que haces, deberás ser superior a la mayoría en todo: tu presencia personal, tus conocimientos, tus intereses, tus objetivos. Entonces todo será superior en tu vida y alcanzarás metas superiores.

Recuerda: las cosas cambiarán en la medida que tú cambies. Si plantas diez semillas nacerán no más de diez árboles. Para obtener mil árboles no puedes plantar esas mismas diez semillas.

Y mil árboles te traerán muchos más problemas que diez, pero también muchos más frutos. Porque habrás salido de la “zona de comodidad” para ampliar tu esfera de acción y todo será más difícil pero también serán muchos más los frutos obtenidos.

No apuestes poco para ganar mucho. Apuesta en la medida de lo que desees obtener a cambio. Siembra lo que debes sembrar cuando es el tiempo oportuno, para cosechar lo que quieres cosechar cuando llegue ese otro tiempo oportuno.

Vuelve al cuaderno. Ahora haz allí una lista de los errores que crees haber cometido y que en el pasado hicieron que no obtuvieras los beneficios esperados. Sé duro contigo, no te perdones aquellos errores que te privaron de ser tan feliz como creías merecer. Y luego compáralo con tus actitudes de estos días. ¿Crees estar repitiendo alguno de esos errores? ¿Qué vas a hacer para arrancarlos de raíz como malezas que impiden que las buenas plantas prosperen? Anótalo también.

Porque las cosas que terminaban mal habían sido mal planificadas o mal desarrolladas. Y había un único responsable: tú mismo. Recibías el pago según valías tú o lo que producías. Ahora podemos hablar libremente de eso porque aquél tú de antes ya no existe. Porque ya estás siendo otro, alguien mucho mejor que hará que lo que hace o produce valga más, tanto cuanto se atreva a pedir a cambio.

No te conformes con poco. Eso hacía el que eras antes. Puedes perdonarte hoy no haber cumplido un pequeño objetivo por alguna razón especial, pero no puede repetirse esa falla en el siguiente día. Ya no te cabe el “algo es algo”. Para el nuevo individuo que eres, “algo es nada”, porque ahora vas a jugar por el todo.

Nadie tiene la culpa de tus desgracias. Tú eres el constructor de tu presente y de tu futuro. Como dicen algunos, “los de afuera son de palo”, no deben ser quienes moldeen tu vida ni la de quienes están a tu alrededor.

Y afuera toda excusa porque “las excusas son la manifestación pública de nuestros defectos”. Creo que he sido claro, ¿verdad?

En ti mismo está el poder. Y si eres creyente, otro Poder superior está para ayudarte. Acepta que todavía no has desarrollado todas tus capacidades. Que con este trabajo que vienes haciendo estos últimos días, apenas has comenzado a extraer de tu cofre interior algunas pocas joyas valiosas que tenías escondidas, pero que quedan muchas más y de mucho más valor. Y que en ellas está la fuerza que necesitas para cambiar todo lo que puedes cambiar. Que es mucho más de lo que crees.

Tienes el cuaderno. Allí has ido incorporando muchas cosas y muchas más seguirás agregando. Lo que eras, lo que eres, lo que serás. Porque escribirlo es una forma de fijarlo en ti mismo, de analizarlo, de ir comprendiéndolo cada vez mejor.

¿Cuántas cosas has logrado en estos pocos días? Toma el cuaderno y anota las que conseguirás hoy y las que conseguirás mañana. Pequeñas cosas que, como los granos de arena forman las inmensas playas, irán generando logros cada vez más importantes.

¿Cómo ves ahora el objetivo inicial, aquél de los 100.000 dólares en 90 días? Ya no te parece tan imposible, ¿verdad? Ya te debe parecer algo difícil pero alcanzable. Y todavía no te has puesto en carrera, porque aún estás “calentando el motor”.

Continuaremos mañana, el DÍA SEIS. Te diré algunas cosas más que podrán ayudarte, pero también comenzaré a pedirte cuentas de los cinco días pasados. Porque eso hará que logres autoevaluar tu progreso. Y será bueno.

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DIA SEIS

Bien, bien, bien. Aquí estás aún, aunque ya no debes ser nada parecido a lo que eras. Porque has ganado confianza, conocimientos, sabiduría, y lo has demostrado en pequeñas acciones que te van preparando para las grandes que te esperan. Porque todavía quieres los 100.000 dólares en 90 días que nos reunieron al principio.

Ya has visto que lo que te ha costado este manual (firmar un Pacto de Honor) te lo he devuelto con creces en lo que te he ayudado a lograr. ¿O no lo crees? Siempre debes dar un poco más a cambio de lo que recibes, pues luego se multiplica, como ya sabes. Pero todavía nos quedan dos días para compartir. Y aquí continuamos.

Porque quizá para alcanzar tu objetivo personal debas contratar alguien para cumplir alguna tarea. Y ése que contrates tiene que vibrar en tu misma frecuencia. No busques alguien de bajo costo que produzca una ayuda de baja calidad. Necesitas alguien que sea de lo mejor para que lo que genere sume a una más alta calidad de tu producto o servicio. Tú estás entrando al círculo privilegiado de las personalidades destacadas. Aún falta pero si persistes lo conseguirás. Entonces rodéate de auxiliares destacados. Porque a medida que vayas creciendo necesitarás de ellos y no puedes elegir a quienes desmerezcan el valor de tu trabajo.

Todavía no has alcanzado los 100.000 dólares. Piensa como si ya los tuvieras pero gasta sabiendo que no los tienes. Porque la administración del dinero es un arte que también debes aprender con sumo cuidado. Y ahora que tienes un objetivo superior, debes destinar tu dinero a apoyar el proyecto.

Una publicidad mal hecha es un gasto; una publicidad bien hecha es una inversión. Y esto vale para todo. El dinero siempre genera más dinero. Trata de que sea para tus bolsillos y no para los de otro. Cada vez que adquieres un bien o un servicio, entregas a cambio el fruto de tu energía en forma de billete. Si ese bien o servicio sirve para aumentar tus ganancias, estará bien hecha la inversión. En caso contrario, estará mal hecho el gasto.

Son tiempos difíciles estos tiempos en los que vivimos. El mundo está cambiando y debemos ser muy cuidadosos con nuestro dinero porque se hace difícil de obtener y fácil de gastar. Entonces debemos replantear permanentemente nuestros objetivos y estar atentos a los cambios del mercado que ya no adquiere cualquier producto sino solamente los más ventajosos para quien los consume. Allí debemos poner el ingenio para crear elementos de buena relación costo-beneficio. Aunque no seas un experto en finanzas deberás intentar elegir siempre las mejores opciones. Y aprender de los errores, que deben ser los menos posibles.

Volvamos al cuaderno. ¿Está lista la página que dedicarás a este DÍA SEIS de tu capacitación previa? Será la que recibirá algunas de tus consideraciones financieras.

Coloca un subtítulo que indique “¿En qué gasto hoy mi dinero?”, y luego la lista aproximada, con sus valores, de los gastos mensuales que realizas. Marca luego con una “X” los gastos que consideras que se pueden eliminar, y con un “D” los que creas que puedes disminuir.

Más abajo haz otra lista: “Inversiones para el proyecto”, seguida de aquellos elementos que estimas necesitarás para producir lo que produces. Ahora intenta relacionar gráficamente uniendo con flechas los gastos que puedes eliminar o disminuir con las inversiones que necesitarías realizar. ¿Cómo están tus finanzas? ¿Alcanzan las reducciones de gastos para cubrir las inversiones previstas?

Ahora anota algunas ideas, por ejemplo, de dónde puedes obtener más dinero para nivelar la situación si fuera necesario. ¿No podrías producir en los próximos 45 días algún bien o servicio intermedio que te permitiera seguir el camino hacia los 100.000 dólares en 90 días? En caso afirmativo, escribe las ideas que se te ocurran para eso.

Ahora vamos al objetivo inicial, el principal, el que inició esta historia en la que me has permitido intervenir. Anota en el cuaderno de qué manera podrías dividir el proceso de los casi 90 días que te quedan (en realidad ya son solamente 84) para que haya etapas de crecimiento. Por ejemplo, ¿tienes alguna idea de cómo lograr 1.000 dólares adicionales en los próximos 10 días? ¿Y de cómo luego conseguir una ganancia de 2.000 dólares en los siguientes 10 días reinvirtiendo los 1.000?

Y sigo con el ejemplo: ¿sería posible luego ir duplicando esas ganancias cada diez días de modo que al final ronden los 100.000 buscados? ¿Es tu idea productiva una posible para lograr algo así? ¿O piensas que para tu proyecto el alcanzar la meta final debería seguir otro plan de ganancias?

Bien, ¡felicitaciones! Ya estás pensando como un empresario. Te siguen sorprendiendo los números pero ahora sabes que hay formas de manejar esos valores, si no en un 100%, en un porcentaje que justifique el esfuerzo.

¿Es posible obtener de tu idea esos 100.000 dólares en 90 días? De acuerdo con tus cálculos, ¿cómo harías un plan de trabajo para ingresar un monto de dinero alcanzable en un tiempo predeterminado? ¿Existen variantes que optimicen el proceso?

Repasa todo el texto de los primeros seis días de este manual y todo lo que has anotado en tu amigo cuaderno. Saca tus conclusiones y anótalas también. Y no dejes de registrar los logros que obtuviste en estos apenas seis días.

¿Nos encontramos mañana?

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DÍA SIETE

Finalmente llegó el día en el que debes comenzar a volar solo. Ahora sabes muchas cosas que antes ignorabas, has medido tu capacidad de cambio y de adaptación a nuevas expectativas, pusiste en tu mente ideas nuevas que deberían haber hecho de ti alguien mejor de lo que era.

Una semana no es suficiente quizá para intentar un logro como el que te propuse al inicio y que se fue reacomodando en tus manos a una realidad personal que solamente tú conoces realmente. Creo haberte hecho atravesar una cantidad de concepto que, aunque esbozados, quizá han sido pequeñas semillas caídas en un terreno fértil en el que podrán brotar.

No te he dicho nunca específicamente cómo ganar 100.000 dólares en 90 días porque ignoro tus capacidades, tus posibilidades y tus planes. Pero no soy yo quien debe conocerlos sino tú mismo.

Pero creo que has comprendido que para ganar más hay que valer más y para valer más hay que ser más. Todo está potencialmente dentro de ti. No es difícil valerse de este método que te propuse para finalizar alcanzando objetivos que antes parecían imposibles. Lo difícil es cumplirlo de la A a la Z, profundizando los conceptos que aquí bosquejé para ti esperando que, si te interesa, los lleves a niveles mucho más elevados estudiando lo que debes estudiar para aprender lo que debes aprender.

Toma tu cuaderno y lee lo que has anotado allí. Es una medida de la seriedad con la que has encarado este asunto porque quizá algunos lo han comprado pensando que se trataba de alguna solución mágica como quien adquiere un número de la lotería. No es así. Los que ganan esa lotería pueden o no estar preparados para administrar lo que ganen y muchos pronto volverán a ser tan ricos o tan pobres como lo eran antes de jugar.

Has transitado siete días por un mundo que quizá solamente conocías “de afuera”. Pero la información que hemos compartido proviene de fuentes expertas que han investigado profundamente cómo convertirse en rico y exitoso. Y todo nace en la claridad de objetivos que es la que genera recursos y procedimientos que permiten lograrlo.

La perseverancia es fundamental, ya que sean 100.000 dólares, 20.000 o 300.000, en 90 días, en 15 días o en años, todo se basa en una buena idea (quien tiene una buena idea no es pobre), un buen proyecto, mucho esfuerzo y continuidad de acción. El exitoso lo es antes de comenzar, porque crea en su mente un concepto de sí mismo que lo hace verse como tal aunque eso no trascienda hacia los demás. En eso estuvimos trabajando juntos. Y si has llegado hasta aquí siguiendo los pasos propuestos, ya no eres el mismo y todo irá mejor en tu vida.

Te deseo la felicidad porque incluye todo tipo de éxitos en la vida. Y gracias por aceptar mi invitación de volar juntos hacia mejores cielos.

Daniel Aníbal Galatro

Cuando completes el plazo y hayas obtenido parte, todo o mucho más de lo buscado, envíame un email a danielgalatro@gmail.com para solicitarme cómo puedes hacerme llegar el 10%. Porque lo hemos escrito en el Universo y eso lo hace perdurable e inviolable.

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